Nicholson Baker vuelve
a la novela erótica con "La casa de los agujeros", un título gamberro
donde son posibles todas las fantasías.
"Qué puedo decir, el sexo es una de las cosas más estupendas, y con
este libro he disfrutado más que con ningún otro. Escribir es algo
extraño, porque a veces es difícil y duro, pero con esta novela no lo ha
sido".
El escritor estadounidense navega entre la ficción y la no ficción,
pues su carrera incluye desde un ensayo sobre la política de
conservación histórica de los archivos de las bibliotecas, a un libro
sobre la Segunda Guerra Mundial ("Human Smoke") y a una reciente novela
sobre la parálisis creativa de un poeta de escaso éxito ("El Antólogo").
Entre sus numerosas propuestas, Nicholson Baker tiene tres novelas
eróticas: "La casa de los agujeros" que acaba de ser publicada por
Duomo, que también ha adquirido los derechos de "Vox" y "The Fermata"
para su próxima edición (títulos que ya fueron publicados en España
anteriormente por Alfaguara).
"La casa de los agujeros" comienza cuando la adolescente Shandee
encuentra en una cantera de granito un brazo con grandes habilidades
sexuales, y al que ha renunciado su propietario para conseguir un pene
más grande.
Así, Shandee, en su afán por encontrar al propietario del brazo, es
arrastrada a una especie de "resort" de lujo, un "lugar loco", regentado
con decisión por Lili, donde todo el mundo puede hacer realidad sus
fantasías sexuales y al que se llega a través de los lugares más
insospechados: desde una cabina de bronceado solar a los hoyos de un
campo de golf.
El insólito viaje de los protagonistas para llegar a "La casa de los
agujeros" ha hecho que ciertos críticos vieran referencias a "Alicia en
el País de las Maravillas".
Sin embargo, Baker explica que la obra de Lewis Carroll es un libro
"serio y muy inocente", y él prefiere referirse al cuadro "El jardín de
las delicias", de El Bosco (Museo del Prado), y al increíble viaje
descrito en la película de animación "The yellow submarine" ("El
submarino amarillo) basada en la canción de "The Beatles".
Las novelas o el cine erótico "parecen algo oscuro, peligroso",
apunta el escritor estadounidense, quien, por el contrario, apuesta por
un surrealista sentido del humor, mucha diversión, y un vocabulario
inventado para describir con exuberancia las delirantes situaciones.
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