sábado, 29 de agosto de 2015

"Hombres sin mujeres" Haruki Murakami; la soledad después del abandono.

Haruki Murakami  (Kioto, 1949)  vuelve a sorprender con este maravilloso libro de relatos. 


"Hombres sin mujeres" se compone de siete historias distintas donde los protagonistas tienen en común la pérdida de la mujer que amaban. Porque según Murakami convertirse en un hombre sin mujer es fácil: "Basta con amar locamente a una mujer y que luego ella se marche a otra parte". Y que eso ocurra "de repente, sin mediar el menor indicio o aviso, sin corazonadas ni presentimientos, sin llamar a la puerta y sin carraspeos."
La melancolía de Murakami aflora en cada relato, en la soledad que sufren los hombres abandonados o no correspondidos. 
Los relatos tratan la falta de compresión, la infidelidad,  la falta de compromiso, el sexo vacío, y no se olvida del elemento místico que aparece en muchos de sus relatos: el gato. En la literatura, los gatos están asociados a la gracia de la mujer, a la sensualidad, pero también al encanto de la decadencia. Así podemos verlo en algunos poemas de Baudelaire, Edgar Allan Poe, Lovecraft, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. En Japón, sobre todo, ejercen una notable influencia.
También son recurrentes en Murakami los tintes de personajes literarios, el relato "Samsa enamorado" cuenta la historia de un personaje que se transforma en el protagonista de "La metamorfosis" de Kafka. En  "Sherezade", en el que una mujer cuenta historias inacabadas a un hombre recluido en su casa después de mantener relaciones, evoca a Las mil y una noches, y el propio título del libro "Hombres sin mujeres" refiere a la obra de Hemingway "Un mundo solo de hombres".
Este libro servirá, a los decepcionados de Murakami para volverse a enamorar, y a los que lo descubren de nuevas, para engancharse a él definitivamente.

Hombres sin mujeres. Haruki Murakami. Traducción de Gabriel Álvarez Martínez. Tusquets Editores. Barcelona, 2015. 269 páginas. 19 euros (digital: 9,91 euros)






viernes, 21 de agosto de 2015

H. P. Lovecraft: de niño prodigio a genio post mortem

El 20 de agosto de 1890 nacía Howard Phillips Lovecraft en la ciudad de Providence (Estados Unidos). Creía que nadie es capaz de comprender ni de amar a nadie y se sentía un extranjero en su patria. Decía que “el pensamiento humano es quizá el espectáculo más divertido y más desalentador del globo terráqueo”. 

Ya de pequeño, se ausentaba para recorrer en solitario parajes extraños y lejanos dando rienda suelta a su imaginación, esa que le convertiría en un gran innovador del cuento de terror, apartándose de los cánones clásicos para introducir en ellos la ciencia ficción, los seres "no humanos", la culpa heredada, el racismo, y la idea de una humanidad en constante peligro y amenaza. Stephen King lo consideró "el príncipe oscuro y barroco de la historia del horror del siglo XX". 
De su genialidad no quedaba duda ya con dos años, cuando recitaba poesía, leía a los tres y escribía a los siete. A los quince años escribió su primer relato: "La bestia en la cueva" y  a los dieciséis escribía una columna de astronomía para el Providence TribuneParadojicamente, se declaró ateo a los cinco y murió pensando igual. Al colegio asistió poco o nunca y no se relacionaba con otros chicos de su edad. 
Como muchos de los genios, así pasó también con J.K. Toole y otros, su madre ejerció sobre él una enfermiza sobreprotección que le impidió relacionarse con el exterior recluyendo su vida al entorno más íntimo.
Los relatos de Lovecraft están profundamente influidos por sus recurrentes pesadillas, con lo que representan parte de su subconsciente, y por el trabajo de Edgar Allan Poe, por el que sentía una profunda admiración. También autores como Edward Punklett, Lord Dunsany y Arthur Machen fueron inspiradores de su trabajo.

Hoy en día podría considerarse un autor políticamente incorrecto, pues una temática recurrente en los relatos era la asociación de los villanos a una "raza impura de piel oscura" en contraposición a una "clase elevada de etnia blanca" y en su poesía habla de una raza negra como "sub-humanos". 

También la mujer se asocia siempre en sus relatos al mal, con una connotación sexual negativa, pero más bien podría asociarse al pensamiento ignorante y arcaico de la época, lo que no quita ni un ápice de la genialidad literaria de sus cuentos.

Como bien expresó Stephen King, "sus mejores cuentos nos hacen sentir el peso del universo suspendido sobre nuestras cabezas, sugieren fuerzas sombrías capaces de destruirnos a todos solo con gruñir en sueños."

Como todos los genios, sus obras solo fueron valoradas una vez fallecido.