miércoles, 28 de enero de 2015

Derribando muros

De vez en cuando hace falta desconectar, alejarse de la rutina y la monotonía que invade nuestras vidas, desprenderse de la carga que llevamos en la espalda y coger aire. Amanecer en una nueva cama, con un paisaje distinto, perderse entre callejones desconocidos, ver otras formas de vida, de lengua y de cultura. No me había percatado, hasta hace muy poco, de la importancia que tiene el hecho de viajar y de la suerte que tenemos aquellos que podemos hacerlo.

Estos últimos años han sido muy intensos, me he hartado de viajar, de hacer y deshacer equipajes, de cambiar de ciudad y de país, pero ha merecido la pena sabiendo que en todos esos lugares he ido dejando una parte de mi. Es increíble lo que te abre la mente el hecho de residir en un país en el que eres totalmente un extraño. Te vuelves más humilde, tus prejuicios se desvanecen. Si la gente viajara más y tuviera la oportunidad de tener esa experiencia doy por seguro que se extinguirían los nacionalismos. Que la gente lo vería como yo los veo ahora: actos de egoísmo y de insolidaridad, de personas que no han sido capaces de abrir su mente, de ponerse en la piel del otro, de reflexionar. Viajar nos hace crecer y nos vuelve más tolerantes, aprendemos a valorar lo que tenemos, pero no de forma egoísta. Que no importa de donde seas sino donde quieres estar y lo que estás dispuesto a aportar en el sitio en el que elijas. Y que por ello nadie merece el desprecio de los demás. Una cosa tan sencilla como esa y que aún haya gente que no entienda algo tan elemental y tan básico. Cuanto menos te mueves de un lugar más cerrado e insolidario te vuelves y al revés.

Pero leer es también es una forma de viajar. Una manera más fácil de poder perdernos por nuevas calles y paisajes, de vernos en la piel de otros, de conocer otras formas de vida e incluso de poder conocer épocas distintas. De vivir aventuras, incertidumbres y sorpresas. Leer y viajar se parecen más de lo que creemos, porque también las dos son formas de crecer, de quitarnos esa venda de la que tanto pecamos: la ignorancia infinita. 

1 comentario:

  1. Toda cultura es enriquecedora, ya que viajar y conocer otras culturas nos ayuda a tener amplitud de miras, a empatizar con el otro y sobre todo, a no caer en ese terrible sesgo llamado etnocentrismo.
    Asímismo, culturalmente ayuda a tener una visión de la vida más allá de la propia cultura adquirida por doquier.
    Trasladado al mundo de la lectura, la experiencia de leer, te sumerge en un amalgama y multitud de sensaciones y percepciones que propician ya no sólo el enriquecimiento puramente cognitivo, sino la abertura mística de un nuevo mundo ante ti, un viaje a lo desconocido que a su vez redunda en lo mágico, y a su vez, en lo fascinante...

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