Estar lejos de España me provoca
una profunda nostalgia. Cuando estás fuera y lejos de tu país aprendes a
valorarlo, percibes muchas cosas que antes ni te dabas cuenta de que
existían, porque las considerabas “normales” y no reparabas en ellas. Nunca dejo
de sorprenderme de mi propia ignorancia.
Ha pasado poco tiempo desde que
estoy aquí –en concreto 4 meses- pero tengo unas primeras impresiones y alguna
experiencia que me gustaría contar aquí:
Buenos Aires es una ciudad principalmente
de servicios, bastante desarrollada a simple vista. Cuando sales a la calle por
primera vez, saliendo del aeropuerto, la calle no te parece muy diferente de
Barcelona o Madrid: calles urbanizadas, llenas de tráfico y gente, edificios
altos, oficinas y tiendas. Lo que cambia es el caos circulatorio –el de España
no es nada comparado con el de aquí-, y a lo que gustan mucho de tirar de
bocina a la mínima. Llama la atención la falta de respeto a los pasos de
peatones, y a los peatones en sí. No hay un solo coche que frene ante un paso
de peatones ni deje pasar a nadie. Si quieres pasar, tienes que tirarte a la
calle, y encima te pitarán porque has tenido que reducir su marcha.
También llama la atención el estado
de los colectivos (autobuses) o del subte (metro), más viejos que la quina.
Los colectivos dejan mucho que desear: hay pocos asientos y tienes que ir
principalmente de pie, mientras el autobusero te mueve de un lado a otro como si
de un saco de patatas se tratara, por lo que tienes que sujetarte bien fuerte
si no quieres salir rodando, y aunque vayas sentado tampoco te libras de las
terribles acometidas, tienes que agarrarte bien fuerte si no quieres salir
disparada hacia adelante cuando frena. Si hay mucho atasco, el autobusero
decide cambiar de rumbo, y los que se tenían que bajar en esa parada o en
alguna de las siguientes se joden, así tal cual.
Las ventanillas del colectivo siempre van medio bajadas.
También pasa en el subte, las
ventanillas van abiertas porque no hay ningún sistema más de ventilación. Hay
uno, el de la línea A, que es de
madera, como el que se ve en las películas antiguas, que por lo menos tendrá un
siglo.
En cuanto a su estructura, existen 5 líneas que parten de un
mismo origen y que se extienden a lo largo de la capital, de sur a norte, con
direcciones divergentes y que no están interconectadas entre ellas ni
conectadas en los dos sentidos de la línea, por lo que si te pasas de parada,
debes salir a la calle, entrar en la estación de la vereda (acera) de enfrente y volver a pagar. Al no estar
interconectadas entre ellas, si quieres ir de un punto a otro de la ciudad que
están casi en paralelo, debes coger una línea, recorrerla entera hasta su
nacimiento y luego coger la otra línea entera hasta ese punto que en verdad
estaba al lado y que en España hubieras tenido que hacer dos paradas.
Lo peor de todo, es que la
palabra más simple y útil del mundo, como es coger, aquí significa “follar”, por lo que tienes que sustituirla
por “tomar” o “agarrar”: tomar el subte, agarrar el colectivo… si no quieres
ser motivo de risa o burla. El “tu” es sustituido por el “vos”.
Los argentinos hablan español con
acento italiano. No en vano dicen que son descendientes de “gallegos”
(españoles) e italianos. Una conocida, cuyo novio es argentino, me dijo que los
españoles éramos considerados tontos en argentina. Una amiga mía, argentina, me
confirmó que no, “que boludos
(gilipollas) te los encuentras en todos lados”. La estancia aquí me ha
demostrado que la gente te tiene entre una especie de admiración y sorpresa.
Cuando te notan “el acento”, te preguntan y si dices que vienes de España se
ponen muy contentos y entablan una conversación muy entrañable contigo. La
siguiente pregunta siempre es: ¿de que equipo sos? Sin duda el Barça es el
favorito y a quien comparan con el “Boca”, y al River con el Madrid. Raro es
que no termines hablando de fútbol. En Argentina hay muchísima afición. También
hay mucha cultura de boxeo, muchos hombres y mujeres, lo que llamó mi atención
al principio ya que es un país bastante machista a mi modo de ver, lo practican
y tienen mucha afición.
Como iba diciendo, además de
admiración también sienten sorpresa porque consideran España como un país rico e
inalcanzable. Muchos afirman que “si yo viviera en España, o en algún país de
Europa, nunca vendría a vivir aquí. Se nos hace raro ver a un español viviendo
acá”. Si bien es cierto que los chistes de “gallegos” – y se nos llama así
porque los primeros españoles que llegaron a argentina venían de Galicia-
tratan a los españoles de paletos. Por ejemplo:
- Oye Manolo pásame otro shampoo.
- Pero si ahí en el baño hay uno.
- Si
hombre, pero este es para cabello seco y yo ya lo tengo mojado.
No hace falta decir que los
primeros gallegos que emigraron a Argentina eran un poco paletos. Se hace raro
porque en España no conozco ningún chiste sobre argentinos y éstos tienen muchos sobre españoles. Bien es verdad que los españoles no hemos
reparado nunca en Argentina a pesar de las semejanzas.
En cuanto al sistema político, ahora
mismo Argentina está gobernada por la Presidenta Cristina Fernandez de
Kirchner, a mis ojos una demagoga populista que tiene comprado a todo el pueblo
mediante subvenciones, lo que produce el rechazo de la gente más trabajadora
puesto que es la que las paga. La política de la importación se ha complicado
en gran medida, ya no dejan importar nada, ni siquiera libros, inventando una
excusa como la de que las tintas contienen un porcentaje de plomo elevado y que
son perjudiciales. Es decir, algo así como que leer un libro no argentino es
perjudicial para la salud.
Más tarde se dijo que se
intentaba proteger al país con una política proteccionista, sabiendo que un 80%
de los libros que hay en argentina son españoles. ¿Protegiendo Argentina de los
libros? ¿En que clase de país se convierte aquél que prohíbe libros que no son
escritos por argentinos?
También lo han hecho con otros
productos que no hay ni pueden tenerse aquí como el jamón ibérico o el aceite
de oliva. Parece ser que, si quieres importar algún producto, debes reunirte
con el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno y pactar con él ya que
no hay una ley ni norma escrita que regule nada. Todo se basa en lo que
consigas pactar con este señor, el omnipotente, que te recibe con un café y una
imagen de la virgen a sus espaldas y cuya alguna de sus frases son:
- "Si
te estás fundiendo es porque sos un boludo."
-"La
próxima vez, vengan con sus mujeres. Ya estoy cansado de cogérmelos a ustedes.
-"Les
voy a explicar una cosa: esta nueva gestión se va a manejar con pelotas y el
que tiene las pelotas más grandes soy yo. ¿Me escucharon?"
- -"Mis
muchachos son expertos en partirle la columna y hacerle saltar los ojos al que
hable."
Por otra parte, llama la atención la cantidad de
creyentes que hay, he podido observar de primera mano que cuanto más subdesarrollado
es un país (como Honduras, por ejemplo) más creyentes son, supongo que tiene
que ver con el valor de la vida.
Por todos lados encuentras
recintos enormes, de lujo, rodeados de hombres-gorila que lo vigilan y atiborrados
de gente donde puedes observar que pone: "la iglesia universal del reino de Dios".
Engatusan a la gente más enferma y necesitada y les prometen curarles al grito
de: “arrrrrrrrrrrrrrricacatachicacataguaca” ,“sal demonio y entra en mi el
señor”….Lo ví un día por la tele porque lo dan en directo algunos sábados, me
quedé alucinada de la gente que es capaz de aglutinar. Millares de personas lo
gritaban.
Por otro lado se podría decir que
la gente de Buenos Aires es bastante racista con lo que respecta a bolivianos y
peruanos, a los que llaman negros (cuando vean un negro de verdad no sé lo que
van a hacer). En un noticiario se llegó a decir: “Han muerto tres personas y un
boliviano”.
También son bastante machistas
como dije antes. Un día escuché decir de una mujer “No veas la cantidad de
mujeres que fuman en España, es horrible!” Fumar en una mujer queda feo, que
beba del botellín de una cerveza también y así sucesivamente con todas las
cosas que puedan parecer menos afeminadas.
Cuando vas por la calle suelen
decirte lo "linda" y lo "diosa" que eres, eso cuando te encuentras con los
educados. Hay otros que simplemente te silban como si llamaran a un perro o te
dicen cochinadas del estilo:
-"corazón de arroz, la que me cuelga es para vos"
Hay
quienes te miran con mirada sucia y te ponen cara de “te voy a comer to' lo
tuyo” mientras se muerden el labio y ponen los ojos como platos y mueven la
cabeza de un lado para otro. Primitivismo al poder, aunque nada nuevo bajo el
sol….
Y para no aburrirles, aquí lo dejo hoy. Prometo la segunda entrega muy pronto.
Gemma Serradell.