jueves, 24 de marzo de 2011

"El guardián entre el centeno" de J.D.Salinger

"Cuando ya había cerrado la puerta y volvía hacia el salón me gritó algo, pero no le oí muy bien. Creo que dijo "buena suerte". Ojalá me equivoque. Ojalá. Yo nunca diré a nadie "buena suerte". Si uno lo piensa bien, suena horrible."


El guardián entre el centeno es uno de mis libros favoritos, me lo regalaron porque decían que les recordaba a mí. Desde luego que cuando lo leí lo entendí todo: no sé si era más bien por la parte del muchacho perdido que no vislumbra un futuro concreto, que todo le disgusta y le aborrece, un muchacho sin ilusiones ni esperanzas; por el lado de su torpeza o inocencia, o más bien por la necesidad de descubrir mundo acompañado sólo de una mochila.


El relato está narrado en primera persona: Holden Caufield, un chico de 17 años, sarcástico, irónico y ante todo carismático, que ha perdido la confianza y el agrado por las personas que le rodean y la sociedad en general. Por ello, cuando lo expulsan del colegio escapa de su casa.


Holden se siente desarraigado y engañado por la vida y va en busca de la verdad y la inocencia que supone la niñez, lejos del mundo cruel y falso de los adultos. Es una especie de Peter Pan, además afirma que le gustaría rescatar a los niños para que no caigan en ese mundo. De ahí el nombre del libro, que hace referencia a la letra de un poema que trata sobre un Guardián que evita que “los niños caigan en el precipicio”: "(...) me imagino a muchos niños pequeños jugando en un gran campo de centeno y todo. Miles de niños y nadie allí para cuidarlos, nadie grande, eso es, excepto yo. Y yo estoy al borde de un profundo precipicio. Mi misión es agarrar a todo niño que vaya a caer en el precipicio. Quiero decir, si algún niño echa a correr y no mira por dónde va, tengo que hacerme presente y agarrarlo. Eso es lo que haría todo el día. Sería el encargado de agarrar a los niños en el centeno. Sé que es una locura; pero es lo único que verdaderamente me gustaría ser."


Holden decide marcharse a Nueva York y permanece allí acumulando experiencias mientras contemplamos una dura crítica social. Holden habla con claridad de la delincuencia, la sexualidad y las drogas.


Aunque Holden anhela convertirse en protector de muchachos más jóvenes y débiles; se cree que la lectura del mismo determinó la conducta de varios asesinos: Mark Chapman, asesino de John Lenon en 1980 -portaba el libro en el momento de su arresto-; John Hinckley, que intentó asesinar a Ronald Reagan en 1981 declaró estar obsesionado con el libro y Robert John Bardo, asesino de Rebecca Schaeffer, que llevaba el libro cuando entró en su apartamento.


Una obra maestra, digna de admiración.

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