También es una forma de decir adiós. Adiós a toda la gente y sobre todo los niños, que he tenido el placer de conocer y que me han enseñado aspectos de la vida que no conocía. Que me han enseñado a abrir mi mente y mi corazón y a, por una vez, aparcar la piel de uno para ponerse en la del otro.
Me contemplo caminando por la arena de la entrada, o el barrizal cuando llovía. Feliz de encontrarme con los niños que siempre te esperan ansiosos y la gente que a pesar de las complicaciones diarias tiene una sonrisa todos los días para regalarte. Hacia ambos lados las casas, hechas de cemento, cartón o chapa. Los pequeños negocios del mismo modo anunciados con pintura, la cantidad de cableado puesto por encima de los bloques, los callejones de no más de dos metros, donde la droga y la desesperanza absorben y aniquilan desde los mas pequeños a los más grandes. Donde la basura, los desechos y las defecaciones se amontonan y van creando un foco de infecciones y enfermedades. El ruido de los tiroteos despertando a los vecinos por la mañana. El bien y el mal en plena lucha. Una lucha encarnizada que mata, hiere y destroza cualquier atisbo de dignidad. Condenados al olvido y al silencio. Al desprecio dentro y fuera de esos muros que todos desean traspasar.
Yo, agachada y de azul, con los niños de ciudad oculta |
Sentimientos de nostalgia. Echo de menos oír mi nombre porque alguno de ellos me reclama para que le sirva más comida o más agua, o porque simplemente requiere mi atención. Echo de menos los abrazos de los niños y su alegría. Y admirarme por los que solo viven y luchan incesantemente por los demás, los que dan ejemplo de superación personal mientras el mal acecha en cada esquina. Recuerdos de un ambiente cálido y entrañable. La indignación ante el dicho de que el ser humano tiene lo que se merece.
La cara oculta de Argentina
Documental sobre ciudad oculta parte I
Documental sobre ciudad oculta parte II
Tan solo agradecerte que hayas compartido esto. De tu extrema sensibilidad no tenía ninguna duda desde que cruce la primera frase contigo. Mucha suerte en tu nueva andadura o a la prolongación de la que, en algún momento, decidiste poner un paréntesis. Un beso
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