Alfonso Armada se ha adentrado en su nuevo libro "Mar Atlántico. Diario de una Travesía", en un viaje no sólo físico, en el carguero CanMar Pride, si no también interno, que le ha llevado al reencuentro con su padre y con su propia vida.
"Del mismo modo que no sabía que podía soportar el miedo y trabajar en medio de la guerra hasta que no fui a Sarajevo, ahora sé algo de mí que no sabía. El mar esclarece, ayuda a pensar, creo que entendí algo mejor a (Joseph) Conrad, a mi padre, a mí mismo... "
En la soledad en medio del Atlántico, Armada, de una familia estrechamente vinculada al mar y los astilleros, recuperó una parte de su pasado que le permitió escribir este libro, con el que rinde homenaje a su padre, el regatista y empresario Ángel Armada.
El que fuera corresponsal de ABC en Nueva York durante seis años y medio se embarcó en una travesía con destino a Europa, entre los puertos de Montreal y Amberes, acompañado por la fotógrafa Corina Arranz.
Sus espectaculares fotografías del mar y del solitario carguero, con 1.5000 contenedores, añaden misterio al relato de Armada (Vigo, 1958), basado en los doce días a bordo del CanMar Pride, de los cuales siete fueron de viaje.
El resultado es un libro publicado primero en gallego por la misma editorial Alento que ahora lo ha presentado en castellano.
"Ha sido un paliativo, un reencuentro, un reconocimiento de un territorio soñado y deseado, una forma de preguntarme por qué, como me comentó Henry Roth cuando le entrevisté en Albuquerque, pocos años antes de morir, utilicé la literatura como reflector para no tener que enfrentarme a la verdadera vida. En su caso, su reflector, su espejo, se llamaba James Joyce", señala Armada.
Porque, escribe, "está lo que sospechas y lo que sabes, lo que crees que eres y lo que en realidad eres, entre lo que deseas y lo que te atreves a hacer para conseguirlo".
Historias de aventuras y mitos literarios no le faltan al mar. Al escritor Eduardo Lago, amigo de Armada, el libro le trajo a la memoria el Arthur Gordon Pym de Poe. Y el oleaje que se deja sentir en sus páginas, asegura, hermana a Melville con Stevenson.
El viento también trae a Sebald, Verne, Salgari, Cunqueiro y Pessoa. "Pero -señala Armada- en todo lo que tiene que ver con el mar, sobre todo una vez que nos hemos alejado de la adolescencia y hemos experimentado las contradicciones y renuncias de la vida, nadie como Conrad".
"La mala relación con mi padre -escribe-, un yunque que no ha dejado de retumbar, sordo y estéril durante décadas, acaso frustró una vida ligada a las mareas", y fruto de ese encontronazo sostenido se cortaron unos lazos preciosos "hasta que la enfermedad de mi padre derritiera su máscara, desprendiera la mía y descolgara una realidad que había permanecido tenazmente oculta". Es el octavo día a bordo del CanMar Pride en el cuaderno de bitácora.
"A mi padre, 'hijo del mar'", dedica el libro Alfonso Armada.
Concha Tejedor