viernes, 5 de mayo de 2017

NOSOTROS (de mi libro)

Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad.
Jean Paul Sartre

 


Cuando sonríes, el mundo parece iluminarse un poco. Es bonito saber que tus ojos le iluminan el camino a alguien, pero me pone triste saber que ese alguien he dejado de ser yo. Entras en casa, abres la puerta, te quitas los tacones. Te acercas sigilosa a la cama y yo me hago el dormido para no tener que preguntarte qué tal y que me mientas. Te tumbas y me das la espalda. Ya no me abrazas, ni te acurrucas a mi lado como antes. Me pregunto qué clase de vacío es este, dormir con alguien a quien le has perdido el apetito. Antes sonreías, me buscabas a tientas, bailabas para mí. Ahora me miras como preguntándote que hace este gilipollas a mi lado, o peor, que hago yo al lado de este gilipollas. Pero no dices nada, solo llegas tarde, hueles a mezcla de perfume caro, estarás bailando para otro.
Me pregunto para quien, aunque puedo imaginármelo, un idiota con nombre de pijo y cuerpo musculado con el que disimular sus inseguridades. Pero no te culpo, hace tiempo que los poetas no engañamos a nadie. Escribimos lo que sentimos, nos quedamos desnudos, envolvemos nuestra vida de nostalgia de sedientos de finales tristes para nuestra historia. No sé si será verdad lo que decía Benedetti, cuando afirmaba que la culpa es de uno cuando no enamora, pero no te culpo ni me culpo, sabiendo que hay muchas cosas ciertas en la vida:el desamor, el vacío, nosotros, que ya no somos nadie.