miércoles, 7 de enero de 2015

Libros en peligro de extinción

Contemplo con tristeza que se ha perdido el hábito de la lectura. En los autobuses, el metro, el tren, en las salas de espera de médicos y hospitales, la gente está absorbida por los móviles o las tablets. Ya nadie, o casi nadie, pasa el tiempo con un libro entre sus manos. Me decepciono más aún cuando contemplo las caras de algunos niños, adolescentes o adultos a quienes regalas un libro. Una cara entre extrañeza, decepción y asco, cuando a mi es uno de los mejores regalos que me pueden hacer. Desde pequeña me emociono cuando me regalan un libro. Sea de lo que sea, siempre me hace ilusión. Hemos llegado a tal punto que parece que quieres o valoras más a alguien cuanto más caro es el regalo que le haces. Y si no, quedas mal. Esta es la sociedad de consumo que hemos alcanzado y de la que somos cómplices. Hemos cambiado los libros por la vacuidad de la electrónica, de los ordenadores, las videoconsolas o las redes sociales. La vida era más bonita cuando podías disfrutar de los sueños y las historias de unos personajes que de los cotilleos y los postureos de los demás. También hemos erradicado por completo el significado de los libros cambiándolos por formatos electrónicos. Para mi una traición a los libros y a su espiritualidad. Me encanta el olor a libro nuevo, poder ojearlo antes de comprármelo y pasar sus páginas y subrayar aquello que me gusta: una reflexión, una frase. Me encanta pasear por una biblioteca o una librería buscando aquél libro que me llame y hacerlo mío por unas horas. Hace poco que vengo organizando un club de lectura y me sorprende que los "amantes de los libros" pidan el libro en PDF para no tener que pagarlo o poderlo leer en su Ebook. Hemos terminado con muchas editoriales haciendo eso, impidiendo que la obra de autores que no corresponden a un modelo prefabricado de escritura puedan ver la luz del sol. Que solo triunfen las grandes editoriales con sus ya escritores famosos, que ya tienen su fama hecha y a veces poco merecida. Me di cuenta el tiempo que viví en Argentina de como la electrónica ha destrozado la cultura y también, por que no decirlo, un poco de humanidad. Allí te encuentras con librerías en cada esquina, la gente leyendo, incluso de pie, en el metro, en el tren y en cualquier rincón de una cafetería. Allí la electrónica es más cara y eso les ha salvado. Quizá las personas no vean un libro como yo lo veo, lleno de secretos, de emociones, de vidas, de momentos, lleno a veces de ti mismo donde puedas verte reflejado. Donde puedas descubrir y conocer nuevos rincones, trasladarte sin tener que gastar dinero a otro paisaje, a otro mundo, a ponerte en la piel de otros, a sentir. Pienso que leer es una de las pocas formas de ser libre.


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