martes, 19 de julio de 2011

"Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión" de Michel Foucault

Michel Foucault fue una de las figuras más destacadas del pensamiento del siglo XX. Filósofo, historiador y psicólogo, aunque él se denominaba a sí mismo arqueólogo ya que deseaba explicar la cultura desde lo más profundo. Su vida académica e intelectual estuvo asociada a un permanente compromiso frente a las exclusiones y discriminaciones de la sociedad en la que le tocó vivir (presos, enfermos mentales, homosexuales, inmigrantes...). En esta obra, "Vigilar y castigar" Focault nos introduce en las formas de castigo que ha habido y sigue habiendo en nuestra sociedad.


El libro empieza con la descripción de una ejecución pública de Damiens en 1757, un parricida que fue llevado en una carreta, desnudo, hasta la plaza de Grève y fue descuartizado allí públicamente. Foucault lo denomina "tecnología del castigo monárquica" en la que se castigaba a la gente públicamente, sometiéndola a torturas y a tratos inhumanos con el fin, según Foucault, de "volver infame a la víctima" y de mostrar el suplicio a los demás demostrando la fuerza de la justicia. "El hecho de que el culpable gima y grite bajo los golpes, no es un accidente vergonzoso, es el ceremonial mismo de la justicia manifestándose en su fuerza". 


Más tarde los médicos relevaron al verdugo: el médico debía establecer una vigilancia sobre los condenados a muerte y se produce el fenómeno de la utopía del pudor judicial: quitar la existencia evitando sentir el daño. Se privan los derechos sin hacer sufrir. Desaparece, pues, en los comienzos del siglo XIX, el gran espectáculo de la pena física; se disimula el cuerpo supliciado pero aun así no está terminada: en Francia la guillotina había marcado una nueva ética de muerte legal y fue trasladada dentro del recinto de las prisiones para hacerla inaccesible al público.


La práctica punitiva del siglo XIX tratará de poner la mayor distancia posible entre la búsqueda de la verdad y la violencia física del condenado. El derecho de castigar se traslada de la venganza del soberano a la defensa de la sociedad. Se busca la retribución de la pena y su individualización a través del saber psicológico, es decir, se analiza psicológicamente a cada delincuente para aplicarles una pena efectiva, diferente en cada caso. Se reemplaza el castigo físico por el castigo del alma. Y nace la prisión.


La prisión en un principio está criticada; se dan varios argumentos: que es incapaz de responder a la especificidad de los delitos, que está desprovista de efectos sobre el público y por lo tanto inútil a la sociedad. Mantiene a los presos en la ociosidad, lo que hace incrementar sus vicios. Y por último, es que los presos corren el peligro de sufrir la arbitrariedad de sus guardianes. Consideraban que la prisión era un ejercicio de tiranía.


Se establecen cuatro penas principales de encarcelamiento: trabajos forzados, presidio, reclusión y prisión.


El autor pasa a describirnos la vida de los presos dentro de las prisiones. El aislamiento de la prisión constituye un método de cortar con las malas influencias, "puede reflexionar y descubrir la voz del bien; el trabajo solitario se convertirá entonces en un ejercicio tanto de conversión como de aprendizaje..." (...) "La prisión, aparato administrativo, será al mismo tiempo una máquina de modificar los espíritus." Se busca rehabilitar al preso, a través del aislamiento con los otros presos y el trabajo.


Otra forma de poder que nos describe Foucault es la disciplina, la dominación a través del cuerpo. Lo denomina "anatomía política". "Define cómo se puede hacer presa en el cuerpo de los demás, no simplemente para que ellos hagan lo que se desea, sino para que operen como se quiere, con las técnicas, según la rapidez y la eficacia que se determina". Ejemplo: las escuelas, el ejército... y lo hacen a través de varias técnicas: a través de la distribución, el control de la actividad y la organización. Según Foucault, la disciplina "fabrica" individuos.


El autor nos indica varios tipos de vigilancia: la jerárquica, como por ejemplo los campamentos militares, los observatorios, fábricas y talleres, la sanción es otro tipo de vigilancia en cuanto sanciona todo lo que no se ajusta a la regla y el examen, instrumento para vigilar y sancionar.


Con el panoptismo se establece la disciplina-mecanismo: este sistema de vigilancia penitenciaria permite a un vigilante observar a todos los presos sin que ellos sepan que están vigilados. Más tarde se aplicará en las escuelas, en el ejército y en las fábricas. Se consideró un desarrollo importante, ya que al sentirse vigilados se encuentran reprimidos y sometidos sin que haga falta que el vigilante esté allí todo el tiempo, ya que ellos no saben cuando está y cuando no. De esta manera, se encuentran siempre vigilados aunque no lo estén.


Otros elementos de control permanente de poder son los soplones, los denunciadores y las prostitutas. Según Foucault, la delincuencia es un instrumento para administrar y explotar los ilegalismos, es decir: la existencia de una prohibición legal crea en torno suyo un campo de prácticas ilegalistas sobre el cual se llega a ejercer un control y a obtener un provecho. Por ello existe la utilización política de los delincuentes en forma de soplones, de confidentes, de provocadores, infiltradores...y que no ha podido funcionar sin la ayuda de la prisión. La criminalidad se convierte en uno de los engranajes del poder.


En nuestra sociedad se busca la vigilancia a través del adiestramiento, de la disciplina indefinida, ya que es una técnica esencial para garantizar la ordenación de la multiplicidad humana. Se busca corregir la anomalía, la desviación.




Este libro es esencial para comprender nuestra sociedad y todo cuánto nos rodea. Para aproximarnos al ser humano y a las estrategias del poder que nos domina.

martes, 12 de julio de 2011

"Caperucita roja. ¿A qué tienes miedo?" de Sarah Blakley-Cartwright

 Ya ha llegado a las librerías la versión literaria de este thriller, destinado principalmente al público consumidor de crepúsculo. Se trata de otra versión del clásico "Caperucita roja" mezclando romance y misterio.

Valerie es una muchacha de 17 años que vive en una aldea y va con su capa roja a todos lados. Su hermana ha muerto, su padre es el borracho del pueblo y su madre intenta controlarla. 

Ella está enamorada del leñador, que está dispuesto a huir con ella cuando descubren que el lobo -al que han mantenido alejado mediante sacrificios mensuales- la desea a ella.

¿Qué decisión tomará Valerie cuando sepa que ella es la elegida por la criatura?

viernes, 8 de julio de 2011

"Lágrimas en la lluvia" de Rosa Montero

Lágrimas en la lluvia es la nueva novela de ciencia ficción de Rosa Montero, que se mezcla con el tipo de novela de aventuras y negra a la vez. "Una novela de supervivencia sobre la moral política y la ética individual; sobre el amor y la necesidad del otro; sobre la memoria y la identidad."
 
Los personajes de esta novela se desenvuelven en el año 2109; la protagonista, Bruna Husky, es una detective androide que vive diez años y está obsesionada con la vida y la muerte. Su historia es la representación de la trayectoria vital de cualquier ser humano. Vivir para morir.

La historia empieza con las consecuencias de la drogadicción, convirtiéndo de esta manera la temática en una cuestión social y política.

Rosa Montero es periodista, escritora y psicóloga madrileña, actual colaboradora del diario "El país".