lunes, 20 de septiembre de 2010

"La vida alrededor" de José Ortega y Gasset

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo."

Esta es la idea principal de la obra, cuyo escritor fue uno de los filósofos y ensayistas más destacados del siglo XIX. Sus teorías se basaban en el perspectivismo y en la razón vital e histórica. Esto es: cada individuo tiene su propia perspectiva y su verdad en función de lo que vive y en el contexto en que lo vive.


En la vida alrededor se expone este pensamiento y esta doctrina filosófica de Ortega en la que nos invita a mirar, a convertirnos en espectadores pretendiendo llegar a una nueva definición de patria, no la de los héroes, sino la de los ciudadanos, la de lo cotidiano. Visión que se contrapone al idealismo y al utilitarismo ya que rechaza la idea de que las cosas sean como queramos o como según nos convenga. El ciudadano se convierte así en héroe de lo cotidiano.


La obra se divide en tres partes esenciales: La mirada, la nueva sensibilidad y nuestro tiempo.


En "La mirada" el autor expone que cada individuo posee su punto de vista y su verdad. La perspectiva como núcleo de la teoría de la razón vital "cada vida es un punto de vista sobre el universo" y el modo en como vemos la realidad dependiendo de nuestra situación, de nuestra experiencia y de nuestros intereses. Es el modo de ser en la circunstancia y el único modo de poder ver la realidad. "El punto de vista individual me parece el único punto de vista desde el cual puede mirarse el mundo en su verdad".


La perspectiva generacional de Ortega sobre el siglo XX y sobre España se traduce en lo que él llama la "Nueva sensibilidad". En este apartado argumenta que la estética es una cuestión política, que el arte nuevo divide al público en dos: en los que lo entienden y los que no. Para Ortega el público sólo entiende aquello con lo que se puede identificar e intervenir sentimentalmente: el arte humano. Un arte cuya medida de entendimiento es el sentimiento que despierta. Cuando la obra deja de ser transparente, que remite a otras cosas distintas a ella y que reclama la atención por ella misma, el público no la entiende y la rechaza. Esto es definido por Ortega como la "deshumanización del arte".


Ortega examina también dos teorías sobre el amor; para quien el amor es el deseo de engendrar belleza en la perfección (Platón) y la de Lorenzo de Médicis que dice que el amor es un apetito de belleza.

El amor en Ortega es una forma suprema de interés y de atención, que lleva a destacar uno u otro de los aspectos del objeto amado. Afirma que el amor mantiene unidas las cosas del universo y que es un modo de ser, de estar y de ver las cosas. Un imperativo vital, de excelencia ("ideal de la salud").


Otro de los temas de este ensayo es la crisis europea que Ortega veía con tanto pesimismo (la Gran Guerra, la revolución rusa, las huelgas en España...) y la descomposición social en España que desembocó en la Dictadura de Primo de Rivera. Entonces publicó España invertebrada, donde criticó a las denominadas "éticas mágicas", las éticas del deber ser. Según Ortega, la ética no está fundada en el deber sino en el poder ser de la capacidad y el tener que ser de la vocación. Es decir, cada persona tiene un potencial, un imperativo de excelencia personal e intransferible que se concreta en la vocación de lo que tiene que ser cada uno. Él mismo confiesa en España invertebrada que  también ha estado preso durante años de ese idealismo ético del deber ser. Es el período de influencia de la filosofía alemana (Fichte, Kant...) y Ortega lo rebate diciendo que una sociedad tiene que ser sana antes que justa. Tiene que estar vertebrada en minorías dirigentes y masas que obedecen. Una sociedad ha de ser aristocratica o no es sociedad. Y por aristocracia se entiende un tipo de nobleza que es la propia de aquellos que solo tienen obligaciones y no derechos.


En una sociedad desmoralizada, Ortega recomienda la moral del deportista. Esto es: el estar en forma. Aquellas personas que se obligan a sí mismas a una vida de esfuerzo que no tiene otro objetivo que la propia excelencia y el propio desarrollo personal. El autor contrapone este ideal con "el falso ejemplar", que es aquel quien presume de virtudes, que aparenta ser algo y da lecciones de como tiene que ser uno...y en verdad está vacío.


Con el siguiente apartado "Nuestro tiempo" se abre un nuevo capítulo de la vida intelectual de Ortega. Cuando Ortega quedó enfrentado con la dictadura de Primo de Rivera por la censura de la publicación de un artículo que luego recogerá en La Redención de las Provincias decidió marcharse a Argentina donde fue reconocido como intelectual. Allí dio multiples conferencias y su reflexión fue que nuestro tiempo se ha convertido en una sociedad dominada por lo superficial. El autor siempre había considerado a la juventud como depositaria de las esperanzas del futuro pero ahora veía que la juventud era desagradecida y despreocupada, usufructuarios de una vida sin esfuerzo porque al nacer ya se nos ha dado todo y por eso nos hemos convertido en "señoritos-satisfechos", el prototipo de hombre-masa. El análisis de este tiempo está reproducido en su obra "La rebelión de las masas".


Por último podemos decir que Ortega tenía fe en superar a este hombre-masa, ya que como todo intelectual, deseaba poder alcanzar una sociedad sana, liberada de todo esclavismo social e intelectual.