Y es que no en vano el flamante Premio Nobel de Literatura considera al autor uruguayo "uno de los grandes escritores" de la lengua española, y a él le dedicó su ensayo "El viaje a la ficción", publicado hace dos años por la editorial Alfaguara.
Vargas Llosa se adentra en la "inventada" geografía de Santa María, que aparece por primera vez en "La vida breve" y será desde entonces la sede más habitual de los cuentos y novelas de Juan Carlos Onetti (1909-1994).
El autor de "Conversación en La Catedral" localiza esta ciudad mítica en "algún lugar a orillas del Río de la Plata" y la define como "pequeña", "de provincia" y donde "las gentes se conocen", aunque todos ellos, precisa, "acusen un individualismo tenaz y sean solitarios acérrimos".
Mario Vargas Llosa profundiza también en el concepto del tiempo y asegura que en Santa María "en lugar de avanzar, da vueltas sobre sí mismo y se muerde la cola. Un tiempo mágico no realista".
La admiración del autor de "La casa verde" por el novelista y cuentista uruguayo le lleva afirmar que "La vida breve" es la novela "más trabajada" de Onetti y "una de las más ambiciosas de la literatura latinoamericana, de una audacia y originalidad comparable a la de los mejores narradores del siglo XX".
Y considera que en ella "Onetti se acercó más al secreto ideal de todo novelista: la novela total".
En "La vida breve", publicada por primera vez en 1950, Onetti plasma, en opinión de Vargas Llosa, el tema que estuvo acechándole desde sus primeros escritos: la fuga de los seres humanos a un mundo de ficción para escapar de una realidad detestable. Y es tal la "sutileza y buen oficio con que está desarrollado" que alcanza "una nueva valencia", apunta Vargas Llosa, quien tampoco escatima elogios para "El astillero", publicada en 1961. Se trata, dice, de la novela "más clara y mejor construida" de Onetti, de una "hermosa y acabada historia" con episodios magistralmente escritos, entre los que cita la descripción de la "fondita miserable de El Chamané" o la última conversación "irreal y delirante" de Larsen y Jeremias Petrus en la cárcel de Santa María.
Larsen traspasará las páginas de "El astillero" y llegará a las de "Juntacadáveres" (1965), donde de la mano de Onetti regenta un prostíbulo que se ve obligado a cerrar al poco tiempo en una ciudad "en la que la efímera existencia de esta institución solivianta y hace vivir una intensa crisis".
Esta obra es, en opinión de Vargas Llosa, "la más política de las novelas de Onetti" al describir en ella, a partir de la historia del pequeño prostíbulo, el mundo "secreto de la vida política local" marcado por las "lacras de los tráficos ilícitos y la corrupción".
Y a la hora de destacar un elemento singular de "Juntacadáveres", apunta la aparición de un "supuesto autor" que reflexiona "sobre su oficio de inventor de realidades literarias" y que se infiltra "de manera subrepticia dentro de la voz del narrador-cronista".
En definitiva, en estas obras "Onetti narra un mundo real, y otro imaginario como refugio o escapatoria para quienes sienten que la vida se les ha vuelto invisible, para quienes no quieren caer en el suicidio", afirma Vargas Llosa en la contraportada del libro.
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